Sí de viajes hablamos, al emprender una travesía hacia un desconocido destino, buscamos generalmente una muestra selectiva, espléndida pero sobre todo recreacional que nos permita descubrir originales detalles de nuestro ansiado y desconocido rincón; pues bien, Campeche goza de privilegiados parajes mayas que en conjunto muestran la trascendencia fronteriza entre espacio y tiempo. Sí esto lo reunimos en un solo lugar, tendremos como resultado una atinada opción de valoración histórica, arqueológica pero más aún de disfrute. Estimado lector, hoy quiero compartirle una itinerante exposición, que por su importancia y distinción merece la pena visitarlo.
Le hablo nada más y nada menos de la ostentosa exhibición de mosaicos de piedra verde “Rostros de la divinidad”. Sí, ostentosa en demasía porque presenta los delicados ajuares funerarios con que eran enterrados los grandes señores mayas. Imagínese nada más una cautivante galería llena de estelas, collares, figurillas y jade, mucho jade. Para poder apreciarlo, es necesario entonces comprender la sagrada cosmogonía de ésta civilización hacia la muerte, sintetizado en unas cuantas palabras: simbólico, litúrgico y supremo.
Claramente, el principal elemento de ésta muestra son lo fascinantes mascarones, elaborados con finas teselas de jade cuya suntuosa fusión entre rasgos fisonómicos y toques divinos, le dan ese trascendental remate cósmico, porque era precisamente lo que buscaban, lograr ese renacer dual entre la vida y la muerte. Para orgullo campechano, se distinguen dos ofrendas totalmente completas que provienen de la ancestral Ciudad de Calakmul, hoy estandarte de la preservación arqueológica y refugio ecológico al ser una de las pocas reservas de la biosfera existentes aun en nuestro país, por lo que no extraña su honorable título de “Patrimonio cultural de la humanidad” desde el 2002.
Pero lo que más admiración me causó, fue esta pequeña figurilla. Amable lector, lo invito la echarle un vistazo a la siguiente imagen ¿Percibe la forma de la cabeza? Es un poco ovalada ¿no cree? Esto se debe a la gran importancia del dios del maíz en esta milenaria civilización, por lo que una de las vías para venerarlo era sin duda la deformación craneana a los altos dignatarios hasta obtener la forma de mazorca de maíz ¡impresionante! Además podemos encontrar una singular y muy estética alfombra a base de semillas y caracoles, muy admirado por el publico femenino; pero eso no es todo, sí usted es de los detallistas, observe con detenimiento esta figurilla de cerámica de un jugador de pelota, proveniente de Isla de Jaina, ¿distingue los brazaletes? Es fascinante la manera cómo estas muñequeras nos transmiten ese elemento de protección al participar en tan importante juego, además la posición de la figurilla nos conduce a imaginarnos los corporales movimientos que debieron emplear. De eso se trata esto, de jugar con la imaginación hasta encontrar esos pequeños detalles. Y no es por dárselo a desear pero créame, que es tan especial que es necesario observarlo desde todos los ángulos.
Para complacencia de propios y extraños, esta muestra no se basa solamente en hallazgos pertenecientes a territorio Campechano, al contrario reúne bajo un solo techo invaluable utilería de Palenque (Chiapas), Oxkintok (Yucatán) Dzibanché y La Rovirosa (Quintana Roo). Siendo sincera estimado lector, bien dicen que no es el destino el que se disfruta, sino el trayecto, entonces no queda más que disfrutar ésta aleccionadora exposición, que cierra sus puertas este fin de semana. Sí aun no lo ha visitado ¿Qué espera? ¡El tiempo apremia! Visítelo y deléitese.
Sede: Fuerte de San José El Alto, Ciudad de Campeche.
Berenice Ceballos García