Berenice Ceballos García.


Porque viajar es la mejor forma de ejercitar la mente... y el corazón.

Turismo inclusivo en Campeche

10.12.2014 13:39

¿Alguna vez se ha puesto a pensar cómo sería su vida si careciese de alguna capacidad? Quizás no podría leer este fragmento en este momento, no podría escuchar el compás de la música o simple y sencillamente realizar una placentera caminata al atardecer. ¿Difícil,  no cree? Hago hincapié en este asunto mi estimado lector, porque precisamente el pasado fin de semana, se llevó a cabo un recorrido turístico inclusivo por el Centro Histórico de nuestra ciudad, esto como parte de las actividades de formación que lleva a cabo la Escuela de Turismo del Instituto Campechano, y acá entre nos quedé muy impresionada, permítame explicarle.  

Esta iniciativa es un programa de inclusión turística que busca precisamente crear una sensorial ruta especialmente para invidentes. Para poder ejecutarlo, es necesario entonces un útil y táctil folleto en sistema braille que se convierte en una herramienta eficaz, válida pero sobre todo transmisora de información sobre la peatonal ruta a realizar; lo mejor de todo, es que cuenta con estructuras en relieve que al pasar la yema de los dedos permite conectar nuestro imaginativo sentido, para recrear así el atractivo visitado. Este es a mi parecer, es una excelente propuesta de turismo inclusivo que mejora la calidad de la oferta turística, porque precisamente proporciona un “valor añadido” a los servicios turísticos y beneficia a este vulnerable sector de nuestra sociedad.

Así el recorrido inició en la histórica Puerta de Tierra, donde además de escuchar las indicaciones de los guías nos transportamos de viva voz a una singular época que vivió la villa, ya que recrearon un asalto pirata con caracterizados personajes, música de fondo y hasta épicos momentos como escuchar el choque de las espadas. Fue en realidad un entusiasta comienzo que permitió conectar a todos los presentes en un fugaz viaje en el tiempo y que además significó el disfrute emocional de esa imagen urbana e histórica de la que tanto nos orgullecemos.

La calle 59 fue el eje central de éste recorrido y además de ser una peatonal vía también está provista de líneas guías detalladas en color amarillo, que sirven para orientar y agilizar la movilidad urbana precisamente de las personas con discapacidad visual; fue aquí donde se hizo hincapié de la belleza arquitectónica de las casas coloniales, y se dio paso a la galería museográfica al aire libre que hoy en día se expone.  Sentir las formas, curvas y dimensiones de esas enigmáticas esculturas hechas en bronce transmite sin dudar la esencia de sus creadores. Este recorrido fue tan completo que hubo cabida también para una dosis de historia y evangelización que bien fue plasmada en la Iglesia de San Roque, donde ya nos esperaban unos muy particulares franciscanos, cuyo misticismo y generosidad para ingresar al consagrado lugar permitió recrear en nuestra mente el presumible y enigmático retablo.

Pero sin duda lo que se llevó mi corazón fue el bullicio de los pregoneros, esos vendedores que con pan, pescado, dulces y hasta carbón, transmitieron ese cotidiano espíritu de los campechanos, que nos transportó a esos antiguos, pequeños y coloniales mercados.

Vale bien entonces “sentir para transmitir”, concientizarnos de las necesidades nuestra sociedad para crear herramientas que les permita integrarse, pero eso sí como buenos turisteros y viajeros, tener siempre en cuenta que el turismo inclusivo, es esa latente oportunidad para crear accesibilidad. Enhorabuena sea, para esta iniciativa que bien vale la pena.

Y antes de finalizar no está de más mencionar entonces, que miles de personas en el mundo entero viven con alguna discapacidad pero eso no les impide llevar una vida “normal”, ya que aprenden a sobrellevar la situación, nos dan muy buenos ejemplos de superación pero lo mejor de todo es que muchos de ellos también hacen turismo.