Sí descubrir lugares increíbles, enigmáticos y hasta misteriosos es lo que llena de adrenalina su aventurero espíritu, entonces he de recomendarle un sitio arqueológico de los más extraordinarios y sorprendentes que entre mis andanzas he podido recorrer. Acompáñeme estimado lector a conocer Balamkú.
Establecido en el área de Calakmul, este privilegiado sitio se encuentra rodeado de exuberante vegetación, es decir es un área selvática relativamente virgen que con su frondoso verdín por doquier enamora a cualquier visitante; pero lo que sin duda se robó mi corazón, fue escuchar el eco aullador de los monos, ese que te guía para obsérvalos de cerca y apreciar su corpulenta, oscura y peluda silueta trasladarse con gran precisión e inusitada rapidez a través de la copa de los arboles. Para mi suerte de exploradora estaban justo frente a mí y a unos cuantos metros, y era todo un grupo que incluía machos, hembras y hasta enternecedores pequeñitos que bien posaban a la cámara. Aquí aprendí que los monos aulladores cuentan con 5 dedos, por lo que en lengua Maya se les llama “Batz” y es por esa razón que se les asocia con ser patronos de los escribanos, es decir los que hacían códices.
La belleza estructural del lugar habla por sí sola, ya que sus edificios presentan diversos estilos arquitectónicos como el Petén y Rio Bec, que por sus diferencias y en conjunto muestran la astucia constructiva del pueblo Maya. Aquí es donde podemos encontrar elementos monumentales un poco burdos como bóvedas en saledizo y molduras en delantal que pertenecen al estilo Petén y que denota sublime comparación con los estilizados elementos del estilo Rio Bec como las admirables esquinas redondeadas y finas columnas a base de bloques.
Este eco-arqueológico corredor ofrece a todos sus visitantes un apreciado tesoro que es necesario conocer. Se trata de un enigmático friso de más de 16 metros de longitud que hipnotiza a cualquiera. Para poder conocerlo es necesario accesar a través de una provista escalera que nos conduce al interior del basamento piramidal y créame, una vez dentro sentiremos la humedad del edificio y nuestras pupilas se dilatarán a máximos grados al maravillarnos con la precisión del estuco modelado y policromado. Eso sí, entender la riqueza iconográfica de este friso puede resultar algo complejo, pero gracias a las explicaciones y buena sapiencia de mi guía, pude entender la lectura minuciosa de este enigmático complejo que nos obliga a activar nuestro visual sentido y observar a detalle.
Aquí es donde aprendí que este friso representa la visión que tenían los mayas sobre un mundo opuesto pero complementario, es decir un mundo de vida, terrestre, con luz y personas y uno de muerte, oscuro, acuático y húmedo. Permítame querido lector, explicarle este valioso rincón: en la parte superior es posible observar a gobernantes sentados sobre tronos que expresan la idea de un reino triunfante. Estos emergen a través de anfibios, sapos y cocodrilos, que son una especie de mediadores entre ambas dimensiones ya que habitan tanto en el mundo exterior (terrestre) como al interior (acuático). La presencia de estos animales es en alusión a la tierra fértil del área natural y a la transición entre lo divino y humano. Pero eso no es todo, también es posible observar nenúfares, acuáticas y redondas plantas que demarcan de igual manera el concepto básico de vida y muerte ya que las blancas flores se encuentran en el exterior pero sus raíces en el inframundo, asegurando así la transición de los reyes entre ambos mundos. Lo admirable de este friso son sus detalles que indican el grado de observación y entendimiento que tenía este pueblo sobre lo que los rodeaba, así es posible observar mascarones de serpientes descarnadas que simbolizan cuevas, es decir los portales que conectan al interior de la tierra y soberbios jaguares atados de patas que simbolizan muerte, sacrificio, y a la vez el sol nocturno, ya que en la vida real el jaguar solo sale de noche y por ello los mayas creían que el jaguar se transformaba en sol.
En pocas palabras este friso es un resumen del universo maya y de su amplia cosmovisión y es tan intrigante que vale la pena conocerlo, observarlo y admirarnos del señorío y misticismo de esta cultura.
*Agradecimientos especiales por el apoyo, la comprensión pero sobre todo la buena intención de compartir tan sabios conocimientos y buena preparación, a mi acompañante en esta ocasión Wilberth Salas, certificado guía y buen amigo.