Cuando cambiamos de un paisaje monocromático a uno realmente colorido, aprendemos que la belleza de la vida se nos va en la rutina y muchas veces terminamos encasillados en nuestros propios miedos. Por ello, siempre hay que buscar las maneras de romper esas monotonías y acá entre nos querido lector, mi mejor antídoto es descubrir valiosísimos detalles en nuestro derredor que enamoran, seducen pero sobre mantienen mi curiosidad al pie del cañón.
Le comparto entonces la grata experiencia de visitar Santa Cruz Ex -Hacienda, un pequeño pero atrayente pueblo ubicado en Calkiní, que regala a los viajeros una sólida mezcla de historia y arquitectura que puede ser admirada a través de su herencia hacendaria.