El inicio de este 2015 ha sido muy agraciado aunque más bien diría que esplendoroso, porque nos recibió con soleados días acompañados de linda familia y muy buena comida; pero como sí eso no hubiese sido suficiente también nos regaló el primer recorrido del año y es que aprovechando de la buena compañía, es imposible negarse a una fugaz escapada.
El sitio elegido a visitar fue el Parque Museo La Venta, ubicado en mi querido Tabasco y precisamente en las entrañas de Villahermosa, esta vanguardista ciudad que nunca deja de innovar y crecer económica y tecnológicamente, pero que a mi gusto y parecer se ubica entre la ciudades más estresantes de nuestro país; a pesar de esto, cuenta con ciertos lugares que se convierten en refugios ecológicos y relajantes y precisamente es este lugar, un singular museo al aire libre ideal para la toda la familia.
Tan singular que combina la belleza tropical de la flora y fauna tabasqueña a traves de un aleccionador recorrido arqueológico de la sorprendente cultura Olmeca. Así iniciamos esta travesía con una singular maqueta de la Zona Arqueológica “La Venta” iconográfico lugar donde se encontraron las colosales joyas que aquí se exhiben. La aleccionadora sala muestra el proceso de descubrimiento, traslado y rescate de las piezas arqueológicas encontradas, señalando a grandes rasgos la importancia y belleza del sitio.
Lo cautivante inicia con un enorme árbol de ceiba que da la bienvenida a los visitantes y que te induce a través de los delimitados y despejados senderos que vacilantemente incluyen pequeñas huellas a lo largo del camino, los mismos que reflejan esos pasos viajeros que tanto anhelamos. Para mi sorpresa la primera escultura que robó mi atención fue la “El Viajero”, una atractiva representación en bajo relieve que simula estar caminando y que indudablemente simboliza “camino y viaje”. Aún no entiendo si se trata de suerte de principiante o una buena intuición viajera, pero lo sorprendente fue que alegró mi corazón.
La caminata a través de este museo incluye además un aleccionadora muestra de esculturas, tumbas de columnas de basalto, triunfales altares, informativas estelas y hasta un admirable mosaico formado a base de piedras serpentinas. Pero sin duda las estrellas del lugar son esas colosales cabezas Olmecas que te dejan admirado por su enorme tamaño y toneladas de peso, por la expresión de sus rasgos faciales: labios gruesos, nariz ancha y almendrados ojos, por el elevado y único tallado de los cascos, pero sobretodo porque todas las cabezas indican un elevado nivel de gestualidad y simbolismo ¡Sublime!
Además también hay cabida para la botánica y la zoología, ya que a través de colgantes puentes se puede llegar hasta el área de los animales con una singular muestra de venados, ocelotes, tigrillos, monos, iguanas, coatíes y hasta llamativas aves. Por el clima de la región, abundan en Tabasco un sinnúmero de cocodrilos, tortugas y hasta serpientes y fue aquí donde conocí al famoso “Papillón”, el más grande y viejo de los cocodrilos que ha habitado el sitio. Para agregarle una pequeña dosis de valentía, tuve la oportunidad de cargar y hasta posar con una serpiente-boa, que aunque no tiene colmillos y tampoco es venenosa, impone esa anatomía de latentes y flexibles movimientos a través de su escamoso y alargado cuerpo.
Para mitigar el susto y el calor, no tuve más remedio que beber un buen pozol, cuyo sabor casi indescriptible es delicioso de principio a fin. Así que mi estimado lector, este 2015 agregue el Parque Museo La Venta, en esa lista de sitios a visitar. Buen inicio de año.