Dicen que el deber de todo hombre es trabajar y viajar, pero ¿qué hay de la falta de tiempo? A veces permitimos que el trabajo nos ocupe tanto que dejamos de lado todo lo relativo al buen esparcimiento, y vaya esto suele ser tan notable que la mayoría de la población trabajadora suele exclamar “¡Por fin es viernes!”, como si en realidad necesitásemos de días particulares para poder despejarnos. Lo que sí es cierto es que al llegar el fin de semana, lo que menos solemos hacer es distraernos. Confuso ¿no? Le cuento esto querido lector, porque hace exactamente un par de días aprendí, que para viajar y despejarnos no hay que ir tan lejos, el único requisito aquí es sacar provecho de nuestro derredor y si es gastronómico, pues que mejor.
Este pequeño preámbulo nos conduce a los aperitivos de oficina, esos que hacen más llevadero el trabajo y que los campechanos se han encargado de hacerlo valer, porque basta con pequeñas porciones de crujientes y deliciosos bocados que encantan incluso a los paladares más exigentes.
Es por eso que en esta ocasión me he de referir a uno de mis más culposos aperitivos: los kibis, esas deliciosas y ovaladas porciones de trigo que al contacto con el paladar transmiten una inigualable mezcla de sabores. Imagínese nada degustar en este preciso momento el suave y delicado sabor del cereal mezclado con carne molida de cerdo que radicalmente contrasta con la firme y dorada corteza que lo cubre. Como si esto no fuese suficiente, añadamos entonces cebolla morada finamente picada que es acompañada por uno de los ingredientes indispensables de la comida campechana, el chile habanero que por su picoso sabor, le proporciona ese exquisito toque digno de manjar.
Lo mejor de todo es su accesibilidad porque basta caminar por las principales calles de la ciudad, para encontrar en alguna esquina una llamativa vitrina que no necesita más que un fuerte grito al andar: ¡kibis, kibis! Lo cierto es que estos actuales pregoneros, más allá de realizar una ambulante económica actividad, llevan consigo toda una mezcla culinaria de influencia libanesa, digamos entonces en resumidas cuentas que los actuales kibis, son una versión local de platillo oriental (keepis), que por supuesto ha sido adaptado al paso de los años y con regionales ingredientes, es por eso que la mezcla de sabores lo hace irresistible y ni hablar de las nuevas modificaciones a las que se está sometiendo, porque incluso ahora es posible encontrar kibis rellenos de queso de bola, proporcionándole así un sabor más intenso, arraigado y recomendado para paladares exigentes. ¿Interesante no? Eso sí, no afectará en demasía su bolsillo ya que se pueden adquirir a accesibles precios y eso los hace más deliciosos aún.
Pero espere ¿hay algún amante de intrépidos sabores leyendo esta columna? Porque entonces es momento de compartirles otro peculiar snack, tan popular que amerita degustarlo donde sea, desde un partido de beisbol hasta cualquier reunioncita laboral, sin omitir por supuesto a la tertulia familiar, y es que las tostaditas de sesos son tan campechanas que sería una falta no haberlas probado. Su sabor habla por sí solo, porque el fresco sabor de la cebollina con los sesos, crea una especie de puente gustativo que ameniza con el crujir de la tortilla. Lo que más me encanta es su presentación, porque aquí no hay alarde ni ostentosidad, sencillamente son embolsadas… ¡y vendidas! No necesitan más que un buen acompañamiento: repollo picado con mucho chile. ¡Qué delicia!
Con ambas opciones resulta un tanto difícil decidirse por una, pero algo sí le puedo asegurar: su paladar se lo agradecerá. ¡Consiéntase!