Últimamente de camino a casa escuché en las noticias repetitivos avisos sobre el cuidado del medio ambiente, lo que innegablemente incluye formidables creaciones animales que viven en nuestro derredor. Y es que es bien conocido estimado lector, que en el mundo turístico los animales representan un importante gancho de atracción, no solo porque constituyen la fauna endémica de la región a visitar, sino porque proporcionan vívidas lecciones de aprecio a los ecosistemas existentes, razón por la cual no queda duda alguna de los motivos por los que mundialmente sitios enteros, se preocupan por ofrecer alojamiento y especiales cuidados a especies animales.
Por esta razón he de compartirle en esta ocasión, una ecológica opción de esparcimiento digna para toda la familia, cuya exhibición de nativas especies de fauna en el Estado, lo convierten en una didáctica herramienta de aprendizaje pero sobre todo de difusión; me refiero entonces al Centro Ecológico de Campeche.
Ubicado en un anclado paraje de la Av. Escénica, este sitio da refugio a toda una serie de peludos, emplumados y hasta escamosos amigos. Todo inicia a través de guiadas visitas, que promueven y difunden valores naturales, permitiéndonos apreciar, así los vivos colores verdes y azules de los periquitos austrialianos, delirar con el llamativo mechón de las ninfas o simplemente aprender algunas lecciones de amor con los periquitos “agapornes”, porque según explicación dada, son fieles a su pareja a tal grado que si llegase a faltar uno, el otro muere de tristeza. Interesante lección ¿no cree?
Eso sí, tiene que agudizar su visual sentido al máximo porque este lugar es refugio de los pavorreales, los cuales no pueden pasar desapercibidos con ese plumaje hermoso de azules colores con reflejos verdosos. Para mi buena fortuna, estuve presente cuando el macho vigorosamente abría sus plumas asemejando un gran abanico, iniciando así una demostración amorosa, presuntuosa, ¡Qué va! Es un ritual único, vivaz, que produce hermosos polluelos bien cuidados por la hembra. ¡Espléndido!
Otra de las grandes atracciones es sin dudar, apreciar la calidez y serenidad de los venados cola blanca; Aquí entre nos, su belleza es tan sencilla y evidente que cautiva sutilmente, sin requerir nada más; enseñándonos así, importantes lecciones de fortaleza través del dominante macho y sus grandes tarros, aunque sí hablamos de galanura quienes se llevan las palmas de oro, son un par de pequeños ciervos cuyas blancas manchas atraen como imán; Siendo sincera, es increíble la sensación de ternura desplegada por la madre al cuidado de sus pequeños, convirtiéndolo en un momento único, emblemático.
A pesar de su limitado espacio, este lugar da cabida a nocturnos mamíferos con envidiables descansos, como los curiosos micos de noche y los mapaches, quienes siempre llevarán consigo ese antifaz negro que nos hace delirar al observar sus oscuros ojos. Y ni hablar de las ardillas, cuya gracia al corretear y saltar es perceptible.
Hay también una amena muestra de reptiles, con cocodrilos de pantano de áspero pero encantador aspecto. Las tortugas por su parte, se reproducen en demasía y basta admirarlas descansando tranquilamente con sus fuertes caparazones para constatar la belleza natural que existe en su delineada y rugosa piel, que a la par con los vivos colores naranjas de los cíclidos, nos regalan una agradable postal.
Pero sin duda, una de las estrellas del lugar es “Panchito”, un lindo avestruz que por su tamaño y peso encanta a propios y extraños, ya que su cabeza es pequeña en relación a su cuerpo, sus grandes ojos hacen mancuerna con su largo cuello, pero sí es observador admirará sus largas y potentes patas. Eso sí, “panchito posee un indicantes “tics”, como si atrapara moscas. Además tuve la oportunidad de encontrarme con un carnívoro felino cuya manchada piel e hipnotizántes ojos son distintivos, convirtiendo al “tigrillo” en buscado trofeo, orillándolo incluso al peligro de extinción.
Lo mejor es que aquí pueden venir familias enteras para disfrutar el área de juegos recreativos apto para los pequeñitos. ¿Qué espera estimado lector? Déjese consentir por la riqueza natural del Centro Ecológico.