En un lugar tan cálido como Campeche es indudable que se puede disfrutar de la armonía de la naturaleza, pero si se conjuga esto con un toque de adrenalina, tenemos como resultado un refugio mimado por el tiempo, las circunstancias y disfrutado por muchos, que hoy por hoy, pueden relatar un sinfín de experiencias vividas precisamente en este extraordinario y mágico rincón. Estimado lector, no pretendo alardear de más, pero sin duda esta columna es un tributo a un paraje que habla por sí solo: El Centro Ecoturístico y de Aventura Cenotes Miguel Colorado.
En pocas palabras, el hallazgo de este tesoro premia con la belleza de su tierra para andar en tiempo y deseo. Se lo digo porque este lugar tiene el don de abrigarlo y envolverlo con viveza, hacerlo sentir la adrenalina al máximo, pero sobre todo disfrutar de una espectacular vista. Sin duda, la atracción sobresaliente de este centro ecoturístico son sus cenotes, y vaya que se llevan el primer lugar, es innegable aceptar que es un deleite observar sus cristalinas aguas, ¡mis pupilas quedaron impresionadas!
También, para quienes gustan de transitar por la generosa naturaleza, se puede realizar caminata por unos estrechos senderos muy bien delimitados que cuentan con pretiles para su seguridad, esta es una actividad que la puede realizar toda la familia, que permite conectarnos con la naturaleza y admirar de cerca los frondosos árboles, la exquisita fauna de la región y por si fuera poco, respirar aire puro.
Espere, ¿hay algún aventurero leyendo esta columna? Esto es para usted: arnés, guantes, casco, ¡acción! Déjese cautivar por la increíble experiencia de la tirolesa, en verdad que no hay nada más placentero y emocionante que sentir la adrenalina de esta actividad. Yo sé lo que le digo, solo es necesario tomar un poquito de valor y contener la respiración pero vale la pena intentarlo, es una vívida sensación que nos permite “volar” encima del cenote, una vez arriba, no se querrá bajar, créame vale bien un recorrido fugitivo que premia la vista y satisface ese espíritu aventurero.
Pero si lo que buscamos es encontrar la estabilidad que la agobiante rutina nos ha robado, le recomiendo probar el kayak, ya que esta actividad lo conectará con la pasividad del agua. Es sencillo, con un par de remos podrá realizar un recorrido de equilibrio, de observación pero sobre todo de deleite para la vista, la memoria y el alma.
Estimado lector, no lo piense más y déjese cautivar por estos cenotes. Revitalícese y permítase atesorar la riqueza que se le dio a este este pequeño rincón.
Berenice Ceballos García