Berenice Ceballos García.


Porque viajar es la mejor forma de ejercitar la mente... y el corazón.

A su salud ¡Tequila!

23.09.2014 12:05

Este mes de septiembre es uno de los más esperados en cuestiones turísticas, porque además de ser el ya conocido mes patrio y las actividades que conlleva, cientos si no es que miles de viajeros visitan nuestro país para “mexicanizarse” un poco y celebrar nuestra máxima fiesta patria. Y es que a los ojos del mundo somos un pueblo trabajador que sabe celebrar sus logros y por ello no es extraño que se conozcan nuestros más estereotipados arquetipos: sombreros charros,  mariachis, tequila y unos buenos amigos para celebrar.

Así que no puedo perder la ocasión estimado lector, para compartirle  la suculenta bebida que nos convierten en buenos mexicanos y que por supuesto es revalorada internacionalmente. No se me asuste que no soy partidaria de la embriaguez, pero si promuevo la degustación exquisita y única de los alcoholes mexicanos, que como buena compatriota afirmo son los mejores. Y es que acá entre nos, un shot de tequila de vez en cuando no le cae mal a nadie; imagine en  este preciso momento disfrutar de un pequeño sorbo: sienta la suave y dulce sensación al contacto con el paladar, que fugazmente se convierte en un fuerte sabor como si fuese de especias, y en cuestión de segundos enérgicamente se extiende hasta culminar con toque de alcohol. ¿Impresionante, no? Así de esencial es la degustación de un buen tequila y lo mejor de todo es que hay incluso para escoger, los hay desde el tequila blanco, joven,  reposado, añejo y hasta extra añejo, todos con un diferente sabor que le otorga el tiempo de reposo en barricas de roble blanco y el embotellamiento del proceso.

Le cuento esto porque hace un par de años tuve la oportunidad de visitar el mágico pueblo de Tequila en Jalisco, y solo iniciando con el traslado es posible observar extensos campos cuya especial fisonomía de tierras coronadas con agaves regalan un jalisciense panorama, esos que se empezaron a transmitir durante la época de oro del cine mexicano y que hoy por hoy para las generaciones más jóvenes aún siguen presentes. Llegar al centro del pequeño pueblo y caminar por sus emblemáticas calles es toda una experiencia y ni hablar de sus edificios que atraen como gancho. No puede faltar también una visita al mercado local que como buena viajera gastronómica, me  permitió degustar de primera mano regionales platillos con sabores únicos y lo mejor de todo es que permite un contacto real con la población. Pero si de experiencias viajeras hablamos debe intentar el “city tour” a bordo de barriles, adaptados vehículos que transportan a los curiosos turistas por antiguas tequileras que bien se acompañan de leyendas.

Pero eso sí, lo imperdible aquí es darse una vuelta por las instalaciones de tequileras en funcion y para ello se realizan visitas guiadas a través de enormes complejos que muestran el  grandioso proceso de siembra y cuidado del agave azul, ese cuyas largas y rígidas pencas lo convierten en una botánica belleza mexicana. Lo admirable aquí es que permite a los visitantes aprender el proceso del tequila, desde su larga cosecha hasta la extracción, pasando por la recolección de la piña del agave, su cocimiento y trituración para obtener  el mosto y por supuesto su colocación en alambiques para la destilación. Lo más llamativo es observar la colocación del tequila en barricas para su maduración y su inigualable sabor, calidad y textura. Créame es indescriptible la cantidad de olores que se puede percibir en cada sala del proceso.

Para cerrar con broche de oro, es posible degustar la variedad de tequilas. En cada sorbo es un sabor diferente y lo único que necesitará serán unas cuantas rodajas de limón y una pequeña dosis de valor.  Además  aquí aprendí que es el remedio ideal para todos los males: limar asperezas con los amigos, aliviar los resfriados y dicen por ahí que hasta para el mal de amores. Sin perder el tiempo entonces me despido de usted deseándole buenas fiestas patrias con un caballito de tequila,  a su salud y  ¡Viva los viajeros mexicanos!